viernes, 8 de agosto de 2014

Comunicado de disolución del Movimiento Avispa






Es un hecho sabido que todos los zaragocistas, por el mero hecho de serlo, hemos recibido un legado que debemos defender y engrandecer. En la que ha sido, con diferencia, la prueba más dura para el zaragocismo a lo largo de su historia, el Movimiento Avispa intentó estar a la altura como miembros de esa pequeña parte de gente que se resistía a aceptar la infamia en que día a día se sumía nuestro Real Zaragoza. Porque cuando es lo único que queda, importa mucho el modo en que se cae.

Las virtudes de un club son aquellas que le proporcionan las personas que lo componen. Nosotros consideramos más defender al club y sufrir que ceder y escondernos. Y puesto que un club es lo que significa para sus aficionados, es preciso que todos pidan tener una decisión más firme y no se den por satisfechos de limitarse a una actitud pasiva. Muchos conocían su deber y pocos actuaron con pundonor en el momento de la acción.
Agapito Iglesias demostró en su comunicado de venta que le hacían mucho daño las críticas. Si hubiésemos sido todos los sectores de la afición, el periodismo, las altas instituciones y personajes públicos quienes formáramos un frente firme, no habríamos consentido que la grave situación límite llegara a ser casi terminal. Era trabajo de la afición haber generado el clima para que actuasen otros a los que realmente no les importa el club. Pero la mayoría no quiso y no ha sido la afición quien ha echado a Agapito Iglesias, sino que al permitir el paso innecesario del tiempo y el agravamiento diario de la situación, éste llevó su gestión hasta el límite posible de la devastación. En esa situación al borde del abismo que podía haberse evitado, se ha llegado finalmente a cumplir, casi punto por punto, lo que pedíamos desde hace cuatro años en aquel Manifiesto por la salvación del Real Zaragoza -al que siempre fuimos fieles- y meses antes incluso, desde nuestro mismo nacimiento en 2010.

El Movimiento Avispa surgió ante el inmovilismo y el silencio instalados en la grada y promovidos por algunos medios, demostrando que gente de diferentes generaciones e ideologías, padres de familia, trabajadores, parados y estudiantes cuyo nexo común es el amor a un club, puede levantar la voz y defender lo que cree justo aportando cada uno lo que sabe y lo que puede. Peleó, sufrió acoso, persecución, injurias, amenazas e intentos de compra sin cejar nunca en su empeño. Siendo muy pocos y sin más respaldos ni medios que nuestras manos, tenacidad, fidelidad a nuestras convicciones y sin otro interés que el bien del Real Zaragoza, creamos una crítica real, tangible y consistente. Con nuestro tiempo, esfuerzo duro y sufrimiento, marcamos un camino, dimos los instrumentos y demostramos que era posible luchar y expresarse a la vez que se apoya al equipo. Intentamos todas las vías y tratamos con todos los sectores pero pocos nos apoyaron. El tiempo y el miedo ante la evidencia han hecho que al final se dieran cuenta y aunque no conseguimos crear el ambiente irrespirable de presión que habría permitido cambiar la situación mucho antes, alcanzamos cotas inimaginables en nuestra labor. Todo zaragocista, o miembro de su entorno, sabe cuál es su papel y ha visto demostrado que no hay excusas para eludirlo, ya se trate de un aficionado individual, un grupo o un profesional.

Confiando en que este proceso de concienciación haya supuesto la semilla de una futura actitud madura y comprometida entre la afición, y dado que la desaparición de Agapito Iglesias y la existencia de un proyecto viable sobre el papel era nuestra principal razón de ser, anunciamos mediante este comunicado la disolución del Movimiento Avispa.
Aunque todavía queda en el club mucho por limpiar e incluso ha entrado como propietario algún responsable de la situación en que nos encontramos, es tarea de todos que no se trate de un nuevo discurso con viejas acciones.
Esperamos de la Fundación Zaragoza 2032 total transparencia con el pasado, presente y futuro del club y que el suyo sea un proyecto serio, honesto, responsable y respetuoso. Asimismo, esperamos que el zaragocismo haya aprendido que es imprescindible que la afición realice una activa tarea de vigilancia de la gestion del club, que tenga una actitud exigente y defienda con tesón los valores del Real Zaragoza.

Y como el olvido es la derrota, tengamos siempre presente de qué manera llegamos hasta aquí. La injerencia de políticos e intereses ajenos a lo deportivo, amparados por medios interesados, fue el origen del problema. Quienes lo crearon debían deshacerlo, aunque haya sido con años de retraso ante la poca presión recibida, y esperamos que lo hagan sin reincidir en su comportamiento más allá de eso. La gestión alejada de los valores e historia del club y de todo mimo y respeto al abonado y simpatizante, degradó rápidamente el estado económico y social de la entidad, algo que los actuales gestores deben reparar cuanto antes aunque hayan perdido su primera oportunidad de encauzar la recuperación.

Recordemos que la inacción, el silencio y anteponer intereses particulares -de grupos, medios y personajes diversos- van contra el Real Zaragoza y agravaron radicalmente la situación. Que, como hemos repetido hasta la saciedad y demostrado día a día, crítica y animación no están reñidas, sino que son el complemento lógico y necesario cuando se profesa amor a unos colores.
Nuestra labor queda como ejemplo, para todo el que tenga inquietudes por su club, de que el que quiere puede intentarlo y lo que empezó siendo cosa de una quincena, acabó con el apoyo de cientos y hasta miles y fue combatido con virulencia por la S.A.D. utilizando todos los medios a su alcance, por lo que no hay que esperar a que se dé todo hecho (ya sea en forma de carteles o silbatos) o a que grupos o medios de comunicación, a menudo interesados, tengan que iniciar nada para seguirlo. Aprendamos de lo vivido que es responsabilidad de todos y cada uno defender lo nuestro. Que los errores cometidos nos enseñen el camino correcto porque, sin duda, Zaragoza merece más.

Deseamos dar las gracias a todas aquellas personas que durante estos cuatro intensos años de lucha nos han apoyado y animado; a quienes han colaborado con nosotros y se han sentido representados por nuestras acciones y palabras; a quienes, criticándonos, muy a su pesar han tenido que darnos la razón finalmente y a los que, en su mezquindad, no han querido entender ni aceptar que el zaragocista que lucha, critica y anima a la vez, no va jamás contra su club sino que, después de haberlo perdido injustamente, trata de recuperarlo por todos los medios.

Con la cabeza alta, las manos limpias y la conciencia tranquila, terminamos de escribir esta línea dorada en la página más negra de la historia de nuestro Real Zaragoza. Apoyando desde nuestras localidades y en cualquier ámbito, como siempre hicimos, al escudo del león que de todos, hoy como siempre, exige nuestra defensa y necesita nuestro apoyo, a la llamada de su rugido inmortal responderemos una vez más: ¡AÚPA REAL ZARAGOZA SIEMPRE!


Movimiento Avispa